A través de un comunicado, la Iglesia le exigió al Gobierno que envíe alimentos a los comedores populares y se lamentó por la situación económica actual.
En medio de las protestas de movimientos sociales frente al Ministerio de Capital Humano, y a pocos días de consumarse el encuentro entre el presidente de la Nación, Javier Milei, con el Papa Francisco, la Iglesia le exigió al Gobierno que retome el envío de alimentos a los comedores populares.
En rigor, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió un comunicado en el que denunciaron que el Gobierno no está entregando alimentos ni a comedores populares ni a organizaciones de la sociedad civil. “La comida no puede ser variable de ajuste”, disparó la Iglesia.
“Ante este escenario de trabajo sacrificado y de bajos ingresos, las familias se privan de muchas cosas. Por ejemplo, una mamá puede privarse de tomar un colectivo y camina para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos. Es decir, la comida no puede ser una variable de ajuste. Es necesario anticiparse para que esta situación no profundice la crisis alimentaria”, remarcó la CEA, presidida por el obispo Oscar Ojea.
Es preciso mencionar que, estos dichos de la Iglesia se dieron horas después de que organizaciones sociales hayan formado una larga fila en las inmediaciones del Ministerio de Capital Humano para pedir ser recibidos por la titular de esa cartera, Sandra Pettovello, que hace una semana había asegurado que iba a atender con DNI en mano a cualquier persona que necesite asistencia alimentaria. No obstante, la funcionaria no apareció.
En ese sentido, la CEA reclamó que todos los comedores comunitarios, de parroquias, de iglesias evangélicas y de movimientos populares “deben recibir ayuda sin dilación”. “Como obispos, en el trato pastoral con la gente sencilla, hemos aprendido que ‘un plato de comida no se le niega a nadie’. Es que en nuestra patria nadie debería pasar hambre, ya que es una tierra bendita de pan”, expresó.
“La inflación desde hace años crece día a día y pega fuertemente en el precio de los alimentos. Lo siente claramente la clase media trabajadora, los jubilados y aquellos que no ven crecer sus salarios. También todo el universo de la economía popular, donde prácticamente se trabaja sin derechos. Pensemos en los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los ladrilleros, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado y de servicio”, describió la Iglesia.
Frente a ese contexto, la Iglesia se desligó de una disputa ideológica al dejar en claro que, ante una situación de crisis alimentaria, “no son suficiente los paradigmas tecnocráticos, sean estadocéntricos o mercadocéntricos, es necesaria la comunidad”. En esta línea, la CEA recordó que la pandemia del coronavirus les enseñó a los argentinos “el valor de una respuesta comunitaria organizada”, con la llegada de comedores populares para dar de comer a la gente que más lo necesitaba.
“Toda esta comunidad, verdadero ejército de amor y servicio, está dispuesta a dar de comer ahora porque hace falta, pero sin renunciar a seguirse poniendo la patria al hombro, para que en nuestra querida Argentina se haga realidad el sueño de Tierra, Techo, y Trabajo para cada familia”, cerró la Iglesia.