Tras la confirmación de que la ley será vetada por el Ejecutivo, el legislativo tiene dos opciones: aceptar el veto o insistir con el proyecto y aprobarlo con los dos tercios de los presentes en cada Cámara.
Buenos Aires.- Aunque a veces no parezca, los tres poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- ejercen una suerte de peso y contrapeso en la democracia y gobernar por decreto y de espaldas al Congreso tiene consecuencias y genera desgaste, por más discurso de casta-anticasta que se haya utilizado.
La ley de movilidad jubilatoria nos pone en esta cuestión: la iniciativa aprobada por la oposición -cercana y no tanto- a la Libertad Avanza provocó no sólo el enojo del presidente Milei, sino una situación inédita al menos en este 2024 e impensada hace algunas semanas: Unión por la Patria, la UCR, parte del PRO y otros votando en conjunto.
El ya anunciado veto a la nueva fórmula de movilidad jubilatoria que trae una recomposición que prevé una recuperación con respecto a la devaluación de diciembre y una fórmula que se actualiza por inflación y salarios, le da a los diputados y senadores dos opciones: o aceptan o insisten con el proyecto y buscan los ⅔ en las Cámaras para aprobarlo.
“Yo que Milei lo pensaría dos veces antes de vetar”, dijo el diputado Pichetto en una entrevista radial, donde recordó que “el Gobierno no ha cuidado la mayoría lograda para la ley Bases”. Precisamente su espacio, Encuentro Federal, fue el primero que planteó la voluntad de volver a insistir con la reforma previsional y abrió paso a las cuentas, que señalan que se necesitan dos tercios de los miembros en ambas cámaras para implementar una ley contra la voluntad del Ejecutivo de incrementar haberes previsionales.
Milei tiene diez días hábiles para cumplir con su anuncio. El plazo corre a partir de que el Senado comunica a la Casa Rosada la sanción de la norma. Si el Presidente cumple con su anuncio, el Congreso puede aceptar la decisión del Ejecutivo o, por el contrario, insistir con el proyecto que deberá ser aprobado por los dos tercios de los legisladores presentes en cada Cámara legislativa. El texto normativo no se podrá modificar sino aprobar o rechazar. Este escenario, pocas veces concretado, puede en esta oportunidad ser realidad.
En Diputados, donde el proyecto se aprobó con 160 votos contra 72 por el rechazo, y 8 abstenciones. En ese momento estuvieron presentes 240 legisladores. En el caso del Senado, la norma se sancionó con 60 positivos contra 8 negativos, con lo cual en los dos casos se alcanzaron los dos tercios. Eso hace prever un mejor escenario en caso de tener que insistir con el proyecto.
El escenario político de la Argentina es complejo: a las feroces internas libertarias se suma una crisis del peronismo que aún busca una narrativa que lo saque del desencanto de los últimos 4 años y que salve el clivaje de moda dentro de ese espacio entre pragmatismo/progresismo. El PRO trata de entender y seguir el juego de su fundador y presidente, Mauricio Macri, que gira alrededor de la órbita del oficialismo sin llegar a alinearse y una izquierda atada a la resistencia pero sin la posibilidad –o las ganas- de dar un gran salto.
Fuente: Página 12