Monseñor Ernesto Giobando, Administrador Apostólico de la Diócesis de Mar del Plata, brindó su mensaje en el marco del acto oficial del 9 de Julio.
Monseñor Ernesto Giobando, Administrador Apostólico de la Diócesis de Mar del Plata, brindó su mensaje en el marco del acto oficial del 9 de Julio, celebrado en el Archivo Museo Histórico Municipal Roberto T. Barili, Villa Mitre.
Tras recordar que el acta original de la declaración de la Independencia, fechada en San Miguel del Tucumán el 9 de julio de 1816 “se perdió o la hicieron desaparecer, queda una copia de la misma fechada a fines de julio de ese año y se han encontrado algunas copias del original”.
El representante de la Iglesia en Mar del Plata sostuvo que “hemos tenido que luchar siempre en nuestra querida y amada patria por querer ser fieles al original, como nos soñaron los que forjaron nuestra nación, muchos de ellos verdaderos héroes que murieron con muy pocas pertenencias, pero llenos de valentía y ardiente esperanza, con un horizonte tan ancho y profundo como este océano”.
“Corremos el riesgo de quedarnos con una copia del original. Pero hoy hay quienes seguimos luchando por la paz, el orden, la justicia, el bienestar general y la protección de la vida y las libertades de todos los habitantes”, remarcó.
En ese sentido, hizo hincapié “en los más pobres que pelean con escasos o ningún recurso. Los millones de jubilados que no tienen para llegar a fin de mes y viven de prestado. Las madres abanderadas que cocinan para cientos de chicos y familias que acuden a sus ollas más llenas de amor que de comida. Los industriales y gerentes de empresas que pierden ganancias para mantener puestos de trabajo. Trabajadores y trabajadoras que se levantan todos los días para luchar y llevar el sustento a sus hogares”.
Giobando también destacó a “dirigentes y políticos que trabajan para que haya leyes más justas y una distribución más equitativa. Y de los cientos de miles de docentes, empleados de la salud, de la seguridad y fuerzas armadas, como así de los profesionales que ponen por delante su vocación más que su salario. Éstos son los que firman cada día el acta original de nuestra independencia, para ellos no hay copias, no hay arreglos”.