Tras las críticas recibidas esta semana, la empresa emitió un comunicado oficial sobre la instalación de la nueva sucursal.
En el marco de los cuestionamientos recibidos por un sector de la ciudad sobre la apertura de su nueva sede, la Cooperativa Obrera emitió una dura respuesta en la que explica los beneficios productivos que implica este local para la ciudad.
Allí también explican cómo se cumplen con las legislaciones vigentes y la forma en la que llegaron al crecimiento que sostienen hoy en todo el país.
El comunicado
La Cooperativa Obrera es una genuina empresa cooperativa fundada en 1920 para defender a los consumidores, a los que presta sus servicios en varias localidades, generando miles de puestos de trabajo de calidad, de los cuales 140 son en General Pueyrredon, a los que se suman otros 45 en la nueva sucursal de calle Dellepiane.
La Cooperativa Obrera es una empresa diferente, controlada democráticamente por sus asociados y los excedentes anuales se reparten entre ellos en estricta proporción a sus operaciones con la entidad, lo que califica su especial naturaleza basada en las personas y los servicios, y no en el lucro. Por ello en el último ejercicio distribuyó en concepto de retorno e interés limitado al capital de cada asociado, $2.538.448.519,22.- a más de 2 millones de asociados.
Esta diferencia ha sido reconocida por la Constitución de la Provincia de Buenos Aires y por las normas derivadas, así como por las autoridades competentes, lo que se traduce en la no aplicación de la ley ni la ordenanza que regulan las grandes superficies y en un tratamiento tributario acorde a su naturaleza.
Todas las actividades que realiza cumplen estrictamente con las legislaciones nacionales, provinciales y municipales vigentes.
Es una entidad fundada en el año 1920 en Bahía Blanca, por 173 trabajadores, en su mayoría ferroviarios, quienes ante la cartelización de los industriales panaderos que habían convenido un precio abusivo del pan, se organizaron bajo el formato cooperativo, para autoabastecerse y establecer el precio justo y el peso exacto de tan vital alimento, a partir del esfuerzo propio y la ayuda mutua.
En estos más de 103 años de vida institucional ininterrumpida, la entidad forjada al calor de las ideas del cooperativismo que traían y practicaban los inmigrantes en todo el interior, supo abrirse paso y desarrollarse a pesar de los vaivenes económicos del país, consolidándose hoy como referente del cooperativismo. Su trayectoria y prestigio, así como el cumplimiento de los valores y principios cooperativos durante más de un siglo, han llevado a que sea reconocida en distintos ámbitos nacionales e internacionales.
En la búsqueda de acercar el cooperativismo de consumo a más localidades, en 2011 se comenzó a prestar servicios a los consumidores en Mar del Plata, donde hoy suma tres sucursales además de otra en Batán, recuperando así la tradición del consumo cooperativo que supo ostentar la ciudad. Da trabajo de calidad a 185 personas en el partido de General Pueyrredón, la mayoría provenientes de otros supermercados que La Coope siguió operando, garantizándoles continuidad, antigüedad y mejores condiciones laborales, como valor inestimable de inclusión social.
La Cooperativa Obrera es a menudo tomada como empresa testigo, por su política de precios en productos de la canasta familiar, y por su efecto regulador de precios contra prácticas monopólicas y abusos en las ciudades donde opera.
La Coope tributa regularmente todas las tasas que establecen los Municipios donde se encuentra, así como el IVA, la contribución especial sobre el patrimonio de las cooperativas y el impuesto sobre los ingresos brutos en las ventas a terceros no asociados, que la ley permite desde hace más de 50 años y que es lo que justifica precios diferenciales en favor de sus asociados. Cumple rigurosamente las leyes que le son aplicables, y ajusta su actividad al derecho vigente.
Desde hace años la Cooperativa Obrera y, por ende, todos sus consumidores asociados, vienen padeciendo embestidas mediáticas y maniobras para detener su desarrollo, basadas en falacias y descalificaciones arbitrarias y sin sustento legal.
Ello no exhibe más que la medida de la mezquindad de quienes temen perder sus privilegios en perjuicio de los consumidores de Mar del Plata.