Desde 1998, el 11 de octubre se designó como el Día Mundial del Dulce de Leche, una fecha que nos invita a celebrar una de las delicias más queridas de nuestra gastronomía. Aunque varios países, como Uruguay y Brasil, nos disputan su origen, el dulce de leche es un patrimonio cultural profundamente argentino.

Conocido en distintas partes del mundo como arequipe, manjar blanco, cajeta o caramel, esta simple mezcla de leche y azúcar conquistó generaciones y se ganó millones de fanáticos en todo el mundo.
Actualmente, el dulce de leche es reconocido en el país como Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de la Argentina. Fundamentalmente, este dulce es muy fuerte en Argentina y en Uruguay.
Estos países durante mucho tiempo se discutieron el “copyright”, aunque todo indica que fue en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Cañuelas, donde comenzó la historia del dulce de leche. ¿Cuál sería el aporte uruguayo? Posiblemente, la mujer que sin querer hizo el primer dulce, era uruguaya.
La historia remite a la estancia de Juan Manuel de Rosas, en los tiempos de “unitarios” y “federales”. Entre estos últimos estaba Rosas, quien en 1929 se impuso al General Juan Lavalle (unitario) y se convirtió en gobernador de Buenos Aires, llegando a ser uno de los hombres más poderosos del país.
En ese año, precisamente, Rosas recibió a Lavalle, quien había ido a la Hacienda de Rosas con el fin de sellar un pacto que pacifique a la sociedad, que se encontraba en una constante guerra civil. Y en ese contexto tenso, se creó el dulce de leche. Esto ocurrió cuando una de las criadas de Rosas estaba preparando la denominada “lechada”, leche caliente y azúcar, que Rosas usaba para tomar mate.
Según la leyenda, Lavalle había llegado muy temprano al encuentro y Rosas no se encontraba en su estancia. Con la idea de descansar la fatiga que traía del viaje, se acostó nada menos que en la cama del propio dueño de la casa y se quedó dormido. Ignorando su presencia, la criada entró al dormitorio y se asustó por la presencia del militar rival de su patrón. Y salió corriendo a buscar a los guardias.
Fue ahí donde la leche y el azúcar siguieron mezclando y cocinándose en el fuego. Y cuando la criada regresó, la lechada ya no era tal. Había dejado de ser líquida para convertirse en una especie de jalea espesa y de color marrón.
Cuántas variedades hay
- Clásico. Es el más popular en la mesa de las familias. Es fácil de untar y con brillo, se usa para acompañar tostadas o galletitas en los desayunos y meriendas, aunque también se puede comer solo.
- Repostero. Es mucho más espeso y concentrado que el clásico. Incluso, a la vista, es mucho más opaco. Al ser más denso, se utiliza en la industria de la pastelería para la elaboración de tortas, masas, etc.
- Para helados. Similar al repostero, no suele encontrarse en las góndolas ya que tiene una producción mucho más industrial. Si bien tiene características parecidas al de repostería, los heladeros destacan el brillo y el sabor, que es más dulce.
- Alfajores. Para evitar que al juntar las tapas, el dulce se leche se deslice, es un producto mucho más espeso y firme, que casi se puede cortar a cuchillo, permitiendo que una vez armado el alfajor puede pasar por el proceso final de bañado (generalmente de chocolate negro o blanco).