El 5 de septiembre se conmemora la publicación de Lunfardía, libro del escritor José Gobello que recoje las expresiones del habla popular bajo una denominación. Se trata de un conjunto de expresiones mutantes que surgieron como forma de entablar vínculos verbales a finales del siglo 19.
Lunfardo. Jerga empleada originalmente por la gente de clase baja de Buenos Aires, parte de cuyos vocablos y locuciones se introdujeron posteriormente en el español popular de la Argentina y Uruguay, dice la Real Academia Española.
El lunfardo es un producto de las lenguas de las corrientes inmigratorias de finales del siglo XIX y principios del XX y nace en el hacinamiento de los conventillos por la necesidad de comunicarse. Pero sería tiempo después que a este tipo de habla popular se lo conocería como “lunfardo”. El 5 de septiembre de 1953 aparece el libro Lunfardía, del escritor argentino José Gobello, que rescata ciertas palabras y convierte el lunfardo en hecho lingüístico. De ahí que todos los 5 de septiembre se celebra el día del lunfardo.
Digamos algo más, junto con Luis Alposta (Mosaicos porteños, Planeta, 2017): es, esencialmente, un conjunto de voces de muy diversos orígenes que se introducen en la conversación familiar de todas las clases sociales con fines expresivos, irónicos o humorísticos.
Sin embargo, investigaciones más recientes han mostrado que el lunfardo era utilizado por amplias capas de la población y que, en lugar de ser un código marginal, se había integrado en la vida diaria y se había difundido a través de manifestaciones culturales como el tango y el sainete.
Existen aproximadamente 6 mil términos, pero se trata de un número dinámico: algunos surgen y otros caen en desuso. La Academia Porteña del Lunfardo estima que aparecen unas 70 palabras por año.
Aunque no de manera consciente, todos nos apoyamos en el lunfardo para comunicarnos. “Pibe”, “macana”, “chamuyo”,”laburo”, “mina”, “banquina”, “guita”, “trucho”, “chabón” y “gil”, son tan solo algunas de las palabras que el colectivo popular utiliza a diario. Y si bien el lunfardo es un fenómeno portuario y rioplatense, que hace a la identidad de Buenos Aires, lo cierto es que se ha extendido por vastas regiones de la Argentina e incluso ha trascendido las fronteras.
Otilia Da Veiga es escritora, periodista y está al frente de la Academia Porteña del Lunfardo. El lunfardo es un vocabulario y se asienta sobre la estructura gramatical del castellano”, define y agrega: Lo que hace novedoso al lunfardo es que no nació del castellano, sino de la mescolanza de las lenguas de la inmigración.
Diccionario lunfardo:
- Afanar: robar. Del antiguo español popular.
- Biaba: paliza. Del italiano. Refería al alimento que se daba comer a los animales.
- Bondi: colectivo. Del brasileñismo “bond”, surge en Río de Janeiro en 1876 y su origen aludía al tranvía.
- Chabón: tipo. Del español. Fórmula de tratamiento innominada de llamar a alguien. Contracción de chambón, que refiere a una persona poco hábil.
- Changa: ocupación transitoria. Del español familiar, negocio de poca importancia.
- Chamuyar: conversación, habla. Del caló, hablar. Habilidad para persuadir.
- Facha: rostro. Del italiano “faccia”.
- Fiaca: desgano, pereza. Del italiano “fiacca”.
- Groso: importante, grande. Del portugués “grosso”. Surge en Brasil en la década de 1980.
- Guita: dinero, moneda. Del español popular.
- Laburo: trabajo. Del italiano “lavoro”.
- Malandra: delincuente, mal viviente . Del español “malandrín”.
- Matina: mañana. Del italiano “mattina”.
- Mina: mujer, chica. Del italiano jergal.
- Morfar: comer. Del italiano “morfa” (boca).
- Pibe: niño, joven. Del italiano genovés “pivetto”; también del italiano jergal “pivello”.
- Pilcha: ropa. Del araucano “pilcha” (arruga).
- Quía: persona. Del español “quídam”, que significa “sujeto indeterminado, alguien de poca monta”. Tomado del latín “quiddam”.
- Quilombo: lío, desorden. Africanismo. Del quimbundo: aldea. Se usaba en el Brasil del siglo XVII para darle nombre a las aldeas clandestinas que armaban los esclavos fugitivos. La palaba quilombo pasó al Río de la Plata primero con sentido de prostíbulo y luego como lío, desorden.
- Trucho: falso, falto de calidad. Del español “trucha” (persona astuta).
- Tuje: buena suerte. Del idish “tujes” (uno, cola humana).
- Yeca: experiencia. Vesre de la palabra española “calle”.
- Yuta: policía. Del italiano, forma contracta de “yusta”, y se trata de una rioplatenización de la palaba italiana “giusta”. La giusta en Italia es quien lleva la justicia. // Fuente:www.cultura.gob.ar
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